"Desde hace un siglo la filosofía se está muriendo y no puede hacerlo porque todavía no ha cumplido su misión. Por esto su atormentadora agonía tiene que prolongarse indefinidamente. Allí donde no pereció convirtiéndose en un mera administración de pensamientos, se arrastra en una agonía brillante en la que se le va ocurriendo todo aquello que olvidó decir a lo largo de su vida. En vista del fin próximo quisiera ser honrada y entregar su último secreto. Lo admite: los grandes temas no fueron sino huidas y verdades a media. Todos estos vuelos de altura vanamente bellos -Dios, universo, teoría, praxis, sujeto, objeto, cuerpo, espíritu, sentido, la nada- son nada. Sólo son sustantivos para gente joven, marginados, clérigos, sociólogos....
...Esta última filosofía, dispuesta a confesar, trata semejantes temas en la rúbrica histórica... junto con los pecados de juventud. Su tiempo ya ha pasado. En nuestro pensamiento no queda ni una chispa más del impulso de los conceptos y de los éxtasis del comprender. Nosotros somos ilustrados, somos apáticos, ya no se habla de un amor a la sabiduría. Ya no hay ningún saber del que se pueda ser amigo (philos). Ante lo que sabemos no se nos ocurre amarlo, sino que nos preguntamos cómo nos acomodaremos a vivir con ello sin convertirnos en estatuas de piedra.
Lo que aquí proponemos, bajo un título que alude a una gran tradición, es una meditación sobre la máxima "saber es poder"; precisamente la que en el siglo XIX se convirtió en el sepulturero de la filosofía. Ella resume la filosofía y es, al mismo tiempo, la primera confesión con la que empieza su agonía centenaria. Con ella termina la tradición de un saber que, como su nombre indica, era teoría erótica: amor a la verdad y verdad del amor. Del cadáver d la filosofía surgieron, en el siglo XIX, las modernas ciencias y las teorías del poder -en forma de ciencia política, de teoría de las luchas de clase, de tecnocracia, de vitalismo- que, en cada una de sus formas, están armadas hasta los dientes. "Saber es poder". Fue lo que puso el punto tras la inevitable politización del pensamiento. Quien pronuncia esta máxima dice por una parte la verdad. Pero al pronunciarla quiere conseguir algo más que la verdad: penetrar en el juego del poder....
...En la carrera de la conciencia más dura de los duros hechos, Satán y Belcebú se impartían lecciones el uno al otro. Y de esta competencia de las conciencias surgió esa penumbra característica del presente: el acecho mutuo de las ideologías, la asimilación de los contrarios, modernización del engaño; en pocas palabras, esa situación que envió al filósofo al vacío y en la que el mendaz llama al mendaz mendaz....
...Después de decenios de reconstrucción y uno de utopías y "alternativas" es como si se hubiera perdido de repente un impulso naïf. Se temen catástrofes, los nuevos valores, al igual que los analgésicos, experimentan una fuerte demanda. Con todo, la época es cínica y sabe que los nuevos valores tiene las piernas cortas. Interés, proximidad al ciudadano, aseguramiento de la paz, calidad de vida, conciencia de responsabilidad, conciencia ecologista... algo no marcha bien. Se puede esperar. En el fondo, el cinismo espera agazapado a que pase esta ola de charlatanería y las cosas inicien su curso. Nuestra modernidad, carente de impulso, sabe, efectivamente, "pensar de manera histórica", pero hace tiempo que duda de vivir en una historia coherente. "No hay necesidad de Historia Universal"....
...[en el eterno retorno de lo idéntico] Lo idéntico son los aldabonazos de una vida orientada al placer que ha aprendido a contar con los acontecimientos. Estar dispuestos a todo nos hace invulnerablemente listos. Vivir a pesar de la historia, reducción existencial; proceso de integración en la sociedad "como si"; ironía contra política; desconfianza frente a los "bocetos". Una cultura neo-pagana que no cree en una vida después de la muerte tiene consiguientemente que buscarla antes de esta....
En el "cinismo"... se presenta una relación modificada al acto de "decir la verdad": es una relación de estrategia y de táctica, de sospecha y de desinhibición, de pragmatismo e instrumentalismo, todo ello en una maniobra de un yo político que piensa en primer y último término en sí mismo, que interiormente transige y exteriormente se acoraza...."
Peter Sloterdijk,
Kritik der zynischen Vernunft, Alemania, 1983 (Vega, 2003).